martes, 30 de septiembre de 2008

El Zoo de la Moda


Grandes y pequeños, niños y mayores. Casadas, solteras, viudos y viudas. Albañiles, costureras, ingenieros y abogadas. Guapos, guapas, feos y menos feas... todos, completamente todos, sorprendidos y asustados. El Zoo de la Moda ha llegado al barrio y se ha instalado en una céntrica tienda de ropa.

El escaparate es llamativo, sí señora. Y han logrado captar la atención de medio barrio: los niños señalan con el dedo y llaman a sus madres asustados; algunas señoras aceleran el paso temerosas de recibir un zarpazo de la tigresa o el abrazo del oso; y algún que otro estudioso y amante de los animales ha acampado frente a la tienda para estudiar el extraño y curioso comportamiento del lobo, porque aún no se ha zampado a la oveja.

Lo dicho: el Zoo de la Moda ya está aquí. Y alabo su función de llamar la atención, la cual cumple con creces. Y aunque pueda resultar soberbio y pedante, y nadie me haya pedido mi opinión, me parece uno de los escaparates de más dudoso gusto que he visto en mucho tiempo.

Pero que nadie se ofenda –y menos la señora Merina y doña Miau- porque no es mi intención.


Gracias.


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