viernes, 10 de octubre de 2008

"Sabrosura" extremeña


Sinceramente, de la XXVII Semana Cultural organizada por el Hogar Extremeño, a mí lo que más me gusta es poder adquirir queso de cabra y patatera. Y no lo digo con ganas de subestimar la cultura popular extremeña. Lo que sucede es que valoro mucho su aspecto culinario. Y degustar un buen lomo embuchado, untar un poco de Torta del Casar en una hogaza de pan blanco y zamparme unas rosetas o perrunillas de postre es un gran placer, sobre todo, si puedo hacerlo en mi propia casa. Aunque Extremadura no es mal sitio para visitar de vez en cuando.

Ignoro si la crisis se habrá notado, pero yo he podido constatar que ha sido continuo el trasiego de sartas de chorizo, huevos de Valverde y garrafas de aceite durante el fin de semana que duró el mercado. Tal vez, menos recaudación lograron los artesanos, pero si se acercan hasta nuestro barrio, será porque realmente les compensa. Aunque me temo que, en cierto modo, su asistencia estará subvencionada, total o parcialmente. Esto lo ignoro por completo, aunque me lo imagino, teniendo presente cómo funciona el asunto de las subvenciones en Extremadura.

Pero ese es otro tema. Y a nosotros ahora nos ocupa el de los productos tremeños como a mí me gusta decir.

Así pues, entre raja de longaniza y taquito de queso, el domingo también vi bailar sevillanas, merengue, chachachá y su p... madre. Perdón: bailes de salón.

A mí me resultó muy aburrido, pesado y extremadamente soporífero ver hombres y mujeres (algunos ya abuelos) contoneándose al ritmo de sones caribeños y sevillanas sin guitarra. No lo digo porque sean jubilados o prejubilados, simplemente, es que no me gusta el baile en general. Pero, por otro lado, me pareció estupendo que aquellas bailarinas y aquellos danzarines nos mostraran sus habilidades sobre la pista y animaran la tarde dominical del barrio, aunque alguno que yo me conozco abandonara el anfiteatro entre bostezo y bostezo. Al que no vi, fue a Félix, que no se pierde ningún sarao. Tal vez espere al próximo chicharrillo para dejarse ver.

Por eso, exhorto a estos aficionados del pasito-para-aquí, pasito-para-allá a que continúen trabajando y perfeccionando su estilo y sirva la pintada de la foto que muestro a continuación para animarles a ello.



Mi agradecimiento al Hogar Extremeño, a los artesanos y tenderos, al queso de cabra y al paté de aceituna y a los bailes de salón. Y ¡Viva Tremaura!.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ESTA BIEN QUE SEA TU BLOG ( O ESO CREO ) Y QUE TODO PA TI .PERO COMO SE TE VE EL PLUMERO.SE PUEDE SER CRITICO PERO SIN FALTAR .YO TAMBIEN TENGO RECUERDOS DE MI ASTRABUDUA,E IDEOLOGIA PERO NO LA PLASMO EN UN BLOG CON LA EXCUSA DE MIS RECUERDOS DEL BARRIO.